Sobre una descripción de Cazorla (año 1847)

2 plazas, una de ellas bastante espaciosa...

Situada en forma de anfiteatro en la pendiente septentrional de la escarpada, eminente y pintoresca Sierra de Cazorla, con clima muy frío pero saludable y buena ventilación; se padecen más comúnmente fiebres intermitentes, cuyas pertinaces repeticiones predisponen a la muerte, la cual se verifica luego que aparece cualquiera enfermedad aguda. Tiene 964 casas generalmente de dos pisos, algunas muy bien construidas, y 44 con fuente, a cuya abundancia de aguas, además de las que copiosamente se derivan del río Vega ó Cerezuelo y corren por las calles, es debido el multiplicado número de huertas que amenizan la población, sin que los ardores del estío más riguroso, basten jamás para marchitar el verdor y la lozanía de aquellas: 51 calles estrechas por lo regular y pendientes, las que se dirigen a la sierra: 2 plazas, una de ellas bastante espaciosa y cuadrilonga, con una fuente en medio, que sirve para el surtido de una parte del vecindario y abrevadero de los ganados; casas capitulares muy capaces y de buena construcción, con reloj en una de sus torres, que se hace oír perfectamente en toda la ciudad.

Iglesia parroquial de San José


Iglesia de San Francisco

Cárcel mal dispuesta; posito, muy rico en otros tiempos, hoy en suma decadencia; 2 castillos, el una árabe y el otro del tiempo de la conquista, ambos bien conservados; 2 escuelas de primera enseñanza y una clase de gramática latina; hospital para la curación de enfermos pobres y casa de espositos, debidos ambos establecimientos al celo de la junta de Beneficencia de uno de estos últimos años; espacioso teatro, perteneciente a los fondos públicos; un bonito paseo intramuros; iglesia parroquial de San José, de término y patronato real, servida por un vicario, un ecónomo y 6 beneficiados, además del sochantre, salmista, organista, sacristanes, etc.; una ayuda de párroco en la iglesia que perteneció a los Carmelitas, los exconventos de frailes de San Francisco y la Merced, el de monjas Franciscas y el de Agustinas que todavía subsiste: la antigua Iglesia Mayor, dedicada a Santa María, cuyo edificio quedó abandonado desde los incendios hechos por los franceses en 1811, conservándose aun sus paredes:

Torre de los marqueses de Camarasa


el Monte Sión...

Este precioso templo fue construido a expensas de los marqueses de Camarasa, sobre un arco de 8 varas de latitud y 180 de longitud, por el cual corre el mencionado río, que no solo atraviesa por bajo del pavimento de la iglesia, sino también por el de la Plaza Mayor. El patrono del pueblo es San Isicio, a quien se venera en la ermita de su nombre: el cementerio se halla en tan mal estado que la salud pública y el respeto debido a las cenizas de los difuntos, reclaman se mejore. Extramuros se encuentran otras 4 ermitas bajo las denominaciones del Santo Cristo, Santa María de la Cabeza, San Sebastián y la Magdalena y el Monte Sión: los días en que se celebra la festividad de los titulares, concurre la mayor parte del vecindario a los santuarios, en cuyas inmediaciones se come y se baila con el mayor regocijo, según es costumbre en toda romería.

Santo Cristo del Consuelo


huertas que ocupan 654 fanegas de tierra...

También procesan los vecinos gran devoción a la Virgen del Rosario, cuya corona se canta con música y procesionalmente por la noche todos los domingos del año: pero la fiesta más notable es la del Santo Cristo del Consuelo, que se celebra el 14 de Septiembre con fuegos artificiales, música y procesión, repetidas corridas de toros de las famosas castas que produce el suelo, concluyendo esta temporada de regocijos con la feria que comienza el 18 y acaba el 21 de dicho mes. Las inmediaciones de la ciudad participan también de la animación y deliciosos encantos de este pintoresco pueblo, enriquecido con 465 huertas que ocupan 654 fanegas de tierra, pobladas de árboles frutales que entre sus varias producciones ofrecen con abundancia higos, que, pasados o secos, son de los mejores de la Península. Sensible es sin embargo, que los propietarios de las huertas, afectando desconocer las reglas de la horticultura y sus verdaderos intereses, no se dediquen al afinamiento de sus frutales, ya por medio del injerto, ya con los plantones de las mejores especies y más exquisitas variedades.

hacia el Norte se halla la villa de La Iruela...

Peal de Becerro

El Término es muy dilatado; dentro de él hacia el Norte se halla la villa de La Iruela que dista ¼ legua y la de Santo Tomé 2 ½; por el Este confina con el de Castril, que es ya de la provincia de Granada, mediando el río de este nombre; al Sur con el Término de Quesada, y al Oeste el de Jódar, que aunque de la provincia de Jaén, corresponde al partido judicial de Mancha Real. Su feraz campiña tiene 9 leguas de circunferencia con 63.000 fanegas de tierra, en su mayor parte laboreadas y dedicadas al cultivo de cereales, para cuya administración hay las aldeas de Chilluevar, Peal de Becerro, Molar y Toya, con más de 373 cortijos o casas de campo, distribuidas en toda ella, y que habitan de continuo laboriosos y honrados labradores. Hay en la misma 4 salinas pertenecientes a la Hacienda Pública, siendo notables por su abundancia y buena calidad, las de Peal de Becerro.

La Sierra, poblada de corpulentas encinas elevados pinos...


...el Borosa

La Sierra, poblada de corpulentas encinas elevados pinos, carrascos y salgareños, bojes altos, mil otras diferencias de arbustos, abundancia de pastos nutritivos y plantas medicinales, y habitada de muchos corzos y cabras monteses, con alguna caza menuda, es casi igual a la campiña, pues cuenta 8 ½ leguas de circunferencia, y antes de la Guerra de la Independencia veraneaban en ella 100.000 cabezas de ganado, cuyo número se halla hoy reducido a menos de la quinta parte. En ella anidan y se reproducen halcones de una finura tal, que en aquellos tiempos en que los monarcas y magnates tenían por diversión privilegiada el uso de ellos para la caza de volatería, eran muy buscados y preferido los de esta Sierra, de cuyas cumbres y senos nacen el expresado río Vega ó Cerezuelo, el Borosa, Guadalentín, Río Frío y muchos otros riachuelos y arroyos que producen ricas truchas y enriquecen el célebre Guadalquivir, que también nace en ella dentro del Termino Municipal de Quesada.

la villa de La Iruela...

estrechas, tortuosas y ásperas veredas...

Es sin embargo de advertir, que la gran riqueza enunciada, no es exclusivamente propia de la comarca que describimos; de ella participan como se ha indicado, las villas de La Iruela y Santo Tomé, con las que aún no ha partido definitivamente el término, que gozan mancomunadamente, y sobre lo que cuentan ya más de 200 años de ruidosos pleitos, que gracias a la mayor cordura de las generaciones actuales y al notorio celo de la Diputación Provincial, han llegado a punto de concluirse. Pero la extraordinaria satisfacción que produce el ver reunidos tan cuantiosos elementos de riqueza y de placer, se desvirtúa al considerar el fatalísimo estado de sus caminos, o por mejor decir, la absoluta carencia de ellos: porque en la Sierra no puede penetrarse sino por medio de estrechas, tortuosas y ásperas veredas, que de precipicio en precipicio conducen al transeúnte con la muerte siempre a la vista; y por la campiña solo la necesidad pudiera obligar a entrar en lucha con los profundos y ásperos barrizales del tiempo lluvioso, sin que un país tan favorecido de las aguas y multiplicados ríos, no tenga siquiera un puente ni malo ni bueno.

sus apetitosas frutas...

la agricultura es la ocupación dominante...

La prosperidad pública reclama, pues, imperiosamente, la apertura de dos caminos reales al menos: uno que abra la comunicación de la provincia de Jaén con las de Levante, en el cual puede enlazarse con pequeño costo el Adelantado de Cazorla, y el otro desde esta ciudad a la de Úbeda, punto principal de depósito y consumo de sus apetitosas frutas y del cual se recibe la correspondencia. En cuanto a su producción esta posee granos y legumbres, aceite, vino, mucha fruta, numerosa ganadería, excelentes maderas para la construcción civil y náutica, y ricos pastos: la agricultura es la ocupación dominante; hay 8 molinos de aceite, 11 harineros, un batan, una fabrica de tintes, curtidos, diferentes hornos de pan cocer 2 de teja y ladrillo y 2 posadas. El principal comercio consiste en la venta de ganados, frutas y demás sobrante de la cosecha que el país ofrece, si bien es un grande obstáculo para su fomento la falta de comunicaciones.

La población es de 2.105 vecinos...

...importancia militar en todos tiempos.

La población es de 2.105 vecinos, históricamente de gran antigüedad, muchos se han esforzado en hallarla conocida por los escritores del imperio romano, y han buscado su identidad con alguna de las que aquellos nos dejaron nombradas; pero todas sus conjeturas no han bastado a dar la reducción que no pueda calificarse más bien que científica, voluntaria. Cazorla, sin embargo, es constante hubo de existir desde la más remota antigüedad. Su posición fuerte debió darla importancia militar en todos tiempos. Con propiedad expresa cierto historiador haberse posesionado de Segura y de Cazorla Mohamed Abul Auvad, apellidado el Ciego, cuando habiéndose fugado de la prisión en que se le tenía en Córdoba, y llegando a Toledo con el auxilio de los parciales que encontró en esta ciudad, pasó a acaudillar los descontentos que se habían reunido en las sierras de Jaén (año de 781).

Fue concedida su conquista por el rey San Fernando...


Estableciéndose en ella un Adelantado

Cazorla debió ser el centro de aquella guerra que puso en cuidado al emir Abd-el-Rabman, quien no consiguió el sofocarla hasta el año siguiente, echando el resto de sus recursos. En el siglo XIII viene a figurar en la contienda entre cristianos y musulmanes. Fue concedida su conquista por el rey San Fernando al arzobispo Don Rodrigo Jiménez, otorgándole su pleno dominio espiritual y temporal; a pesar de los repetidos ataques con que la acosó este prelado, tardó 8 años en reducirla (1240). Desde entonces no volvió a poder de los sarracenos, por más que se esforzaron en conseguirlo. Estableciéndose en ella un Adelantado: el primero fue Pedro Díaz Carrillo de Toledo, quien como tal, vigilaba, resistía y atacaba a los enemigos fronterizos, proveía las necesidades del pueblo y cumplía las ordenes del arzobispo, cuyo señorío espiritual ha continuado hasta el día.

patriotismo en la guerra de la Independencia


la saquearon e incendiaron en su mayor parte (año 1811).

No así el señorío temporal: de este fue despojado el toledano por el rey Carlos I, quien lo concedió a Don Francisco de los Covos, por cuya muerte se transmitió a sus sucesores, los marqueses de Camarasa, quienes lo poseyeron hasta el año 1601, en que se construyó el pleito seguido por los arzobispos, sobre esta posesión, terminándose a favor del cardenal Don Reinardo de Rojas y Sandoval, cuyos sucesores vinieron a poseerlo igualmente, nombrando ayuntamiento y corregidores letrados, hasta la extinción de estas prerrogativas señoriales. La villa de Cazorla se distinguió considerablemente por su patriotismo en la guerra de la Independencia: los franceses, después de repetidas tentativas, lograron apoderarse de ella; la saquearon e incendiaron en su mayor parte (año 1811).

También se ha distinguido en la última guerra civil...

Ruinas de Santa María

Los vecinos de Cazorla, después de ver la ruina de sus hogares, continuaron haciendo la guerra a los franceses, sin nunca someterse a su yugo. En 1813 mereció, por sus señalados servicios, que se le diese el título de ciudad en cambio del de villa que disfrutaba desde que fue conquistada del poder de los agarenos. También se ha distinguido en la última guerra civil, manifestando suma decisión por el trono de Isabel II y los principios liberales, que en él se hallan simbolizados. A principios de febrero de 1838, fue sorprendida por los carlistas expedicionarios; más a penas la pisaron cuando hubieron de evacuarla. Hace por armas, entre dos escudos pastorales, un castillo y en medio de él una estrella.

Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus Posesiones de Ultramar.
Por Pascual Madoz (1847)

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