EVOLUCIÓN URBANÍSTICA DE CAZORLA

Cazorla desde 1450 a 1550


Ruinas de Santa María

La segunda zona de expansión urbanística de Cazorla, que se corresponde con la etapa cronológica de 1450 a 1550, se extiende, paulatina y un tanto anárquicamente, en un trazado que va desde el antiguo caserío medieval de la villa, hacia el norte, por sobre la colina que hay bajo el tercer mirador y hasta la segunda vaguada, con sus cabeceras al pie de la Peña, cuya vaguada baja por el Herrón, la Fuente Nueva, hoy calle de este nombre y la de San Francisco, en las aceras de sus pares.


Callejón

Los factores histórico-sociales más operantes en esta segunda etapa urbanística cazorleña son: de una parte, la política de Isabel pacificando el interior de Castilla y Aragón, al someter las ambiciones, rencillas y abusos de la nobleza, inquieta y levantisca, aún con resabios de aspiraciones feudales. La paz interior durante el reinado de los Reyes Católicos – Fernando lleva sus guerras a otras geografías más remotas – repercute en un bienestar y en un progreso en el territorio peninsular, del que su mayor exponente será el apogeo de la ganadería patria, decididamente protegida por las más recientes y parciales ordenanzas de mestas, cuya mesta fue tan floreciente en el Adelantamiento.


Bóveda de Santa María

También en Cazorla repercute este clima político tan beneficioso, aunque la villa, al depender directamente de la mitra de Toledo, no está sometida a los avatares de ningún señorío ni está vinculada a cualquier noble estirpe, pese a los fracasados intentos sucesivos en tal sentido de las familias Vázquez de Acuña, Mendoza y los Cobos, quienes siempre, y hasta mucho tiempo después, se estrellarán contra la resistencia de los prelados toledanos que sucedieron al Cardenal Cerezuela – Cisneros, Talavera, Silíceo, Carranza, archiduque Alberto, etc. – hasta Sandoval y Rojas, quien dirime definitivamente la cuestión en 1605. Pero esto ya corresponde a la etapa posterior.


Vista de Cazorla

Un acontecimiento histórico puede simbolizar este periodo de apogeo y esplendor de la vida local cazorleña: la concentración de las mesnadas y el alarde de las fuerzas que el rey Fernando celebra en Cazorla (1489), antes de comenzar su campaña para la conquista de Baeza. Y, como es consiguiente, aquel apogeo político-social local se corresponde con otro económico, que es el que impulsa, en lo urbanístico, la expansión de la villa por todo el área que ahora nos ocupa.


Iglesia de Carmen

No es muy aventurado suponer que los caudillos de las mesnadas se reuniesen, bajo las órdenes del rey, en el centro del pueblo, ya que las tropas, por su gran número –trece mil de a caballo y cuarenta mil infantes – tendrían que acampar en las afueras; y tampoco deja de ser verosímil que en aquel centro urbano, entonces junto al lugar que luego, o entonces ya, ocupara la actual Plaza de Santa María, donde debía estar la más primitiva iglesia de este nombre, cuya plaza se construiría sobre la bóveda que cubre el Cerezuelo.


Desde la Plaza Santa María

Y hasta es muy verosímil que sea por este tiempo, un poco antes o tal vez algo después, cuando se estuviera construyendo tal bóveda, en cuya plaza superpuesta se – corrían toros y quebrarían cañas – algo más tarde, plaza que enlaza definitivamente, y con un lujo urbanístico desusado, los dos barrios de la primitiva Cazorla medieval.


Casa típica del barrio antiguo

Abona esta hipótesis el sistema de construcción de la mencionada bóveda, y sus elementos arquitectónicos: grandes sillares de toba oscura y endurecida, todo ello muy similar a los de la construcción del Puente de la Herrería, sobre el recién nacido Guadalquivir, cuyo puente se construyó, según una antigua tradición, para que la reina Isabel lo cruzara, con su intendencia, a fin de avituallar a las huestes reales que a la razón sitiaban a Baza. Despojada de lo que esta tradición tiene de leyenda, no repugna arquitectónicamente que la construcción del puente, como la de la bóveda de Santa María, se correspondan con las fechas que ahora nos ocupan. Por aquella primera colina o collado – por eso aquel lugar se llama “Collazos” – por donde se extendía la urbanización de Cazorla en aquellos tiempos, hay un lugar que se llama “Peña del Rey”, y no siendo ni habiendo sido nunca la villa ni sus pertenencias de realengo, cabe preguntarse: ¿Se le pondría este nombre a aquel lugar en honor al rey Fernando? ¿Presenciaría el Rey Católico desde esta peña – en realidad un simple e inmediato altozano pétreo – el desfile de sus huestes, camino de Quesada y hacia Baza, las que había de cruzar el Cerezuelo por la plaza? Todo es posible.


Río Cerezuelo

La urbanización y la misma edificación de este nuevo ensanche muy poco se diferencian de las del barrio más antiguo; si acaso en el trazado, un poco más recto y más ancho en algunas de sus calles – Bajada de la Plaza, Fuente Nueva y Llera - . Sigue, por entonces, sin haber allí ningún edificio noble, pues la modesta casona que conocimos en la calle de la Fuente Nueva, de dos pisos, patio central y galería circundante con cuatro columnas de piedra, era probablemente una construcción de fines del XVI o principios del XVII.

Comentarios

  1. Mi hija ha estado esta Semana Santa por ahí y dice que estaba a rebosar de gente pero preciosa como consecuencia de las lluvias anteriores. Saludos

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  2. Una buena lección de historia, y buena selección de fotos, para ilustrarla.

    Un saludo.

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  3. Nunca dejaré de decir que mi viaje a Cazorla fue una experiencia muy positiva, me quede enamorada de esos parajes, un buen documento el que nos acerca.
    Un abrazo Abraham.

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